La confianza del tejido empresarial alavés se reduce de cara al próximo año

2023-01-05 18:15:18 By : Ms. Sarah Shi

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Las exportaciones han evolucionado este año peor de lo que proyectaron las empresas. Alex Larretxi

La incertidumbre sigue siendo la protagonista de la escena económica, también cuando la empresa alavesa dirige su mirada a las perspectivas del próximo año. Se esperaba que 2022 fuera el de la recuperación tras la pandemia, una esperanza frustrada fundamentalmente por la crisis energética, la guerra en Ucrania y sus consecuencias. Así lo refleja el informe de Perspectivas Empresariales 2023 elaborado por la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Álava: la confianza empresarial de cara al próximo año cae nuevamente al nivel que se registró en 2020, en el primer año de la pandemia, al valorar las perspectivas de cara a 2021.

La Cámara de Álava prevé que el PIB del territorio cierre este año con un crecimiento del 4% y esa incertidumbre de cara a 2023 se materializa en que la previsión del PIB que hace la Cámara baja al 1%. La previsión del Gobierno Vasco para el PIB de Euskadi se mantiene en el 2,1%.

Las empresas alavesas –para la elaboración de este estudio la Cámara ha consultado a 200 firmas del territorio– constatan que la evolución de su actividad este año ha sido peor de la inicialmente prevista. Llamativo por el perfil fuertemente internacionalizado de la empresa alavesa es el hecho de que en el apartado de exportaciones el saldo de resultados de 2022 se ha quedado en el 5,1 frente al 35,9 que se previó.

De cara a 2023, el informe sitúa como los principales condicionantes para la actividad de las empresas del territorio los costes laborales, el acceso asequible a energía y materias primas y la escasez de personal cualificado. La interrupción de las cadenas de suministro y los condicionantes de financiación completan este top cinco.

Para el próximo año, se espera que las ventas nacionales disminuyan ligeramente. “El aumento de los costos de la energía, el aumento de la inflación y la consiguiente política monetaria restrictiva del Banco Central Europeo se encuentran entre los principales factores que afectan negativamente los planes de gasto de los hogares privados y la demanda agregada de bienes y servicios”, explica la Cámara de Álava.

En el ámbito exportador, el estudio prevé que el saldo neto se mantenga levemente en positivo, en un nivel más o menos similar al de este año. “El resultado es atribuible a la interrupción de la cadena de suministro, las dificultades para acceder a energía asequible y el aumento en los precios de las materias primas –abunda el informe–. Si bien la demanda de materias primas mundiales registrada en los últimos años sigue creciendo, los factores externos que determinan sus precios tienen un efecto contrario y obstaculizador”.

El estudio de la Cámara advierte además de que “las decisiones de los bancos centrales a nivel mundial generan más incertidumbre entre las empresas: mientras que la depreciación del euro frente a las monedas extranjeras hace que los bienes y servicios europeos sean más competitivos en los mercados exteriores, la importación desde el exterior se encarece. Esto es evidente cuando se consideran sectores que dependen de bienes importados específicos, como las materias primas”.

En el apartado del empleo, las expectativas también evolucionan a la baja para 2023, al igual que en el apartado de inversiones. “El triple golpe severo causado por la pandemia, la crisis energética y la guerra en curso en Ucrania ha resultado en una reducción del poder adquisitivo, no solo en Europa –analiza el informe–. La menor propensión de las empresas a invertir proviene, por lo tanto, de una pérdida generalizada de confianza en la capacidad de las empresas para operar de acuerdo con los volúmenes previos a la pandemia, además de una posible escasez de liquidez debido al aumento del costo de la financiación”.

El estudio va más allá y alerta de que, “teniendo en cuenta el panorama sombrío general, es probable que las empresas suspendan las inversiones planificadas y prioricen la necesidad de ahorro. Esta es una señal alarmante para la recuperación posterior a la pandemia, que dificulta el camino hacia una Europa más digital y verde”.

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