La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la viruela del mono en nivel de emergencia mundial y las recomendaciones para evitar contagios han sido más puntuales mientras la enfermedad avanza por el continente.

Algunas de las personas que enfermaron de viruela del mono han compartido su experiencia a través de redes sociales, mientras que instituciones internacionales han enlistado medidas claras ante brotes.

Es una enfermedad causada por un virus, al que se conoce como el de la viruela del mono. Se trata de una enfermedad zoonótica viral, lo que significa que puede transmitirse de animales a humanos. También se puede propagar de persona a persona.

La OMS dio algunas recomendaciones para evitar contagios de viruela del mono como limitar el contacto con personas que sospechen tener la dolencia o sean casos confirmados.

Sin embargo, si necesitas tener contacto físico con alguien aquejado de esta afección, es importante aislarte y cubrir cualquier lesión en la piel si puedes, por ejemplo, usando ropa sobre el sarpullido.

Además, deberás usar cubrebocas cuando estés físicamente cerca de ellos, especialmente si tosen o tienen lesiones en la boca.

Evita el contacto piel con piel y si tienes algún contacto directo, usa guantes desechables.

También debes usar cubrebocas si tienes que tocar la ropa o ropa de cama de una persona infectada.

Lávate las manos frecuentemente con agua y jabón o usa desinfectante para manos a base de alcohol, especialmente después de haber entrado en contacto con la persona infectada, o con su ropa u otros elementos o superficies que haya tocado o que puedan haber estado en contacto con su sarpullido o secreciones respiratorias, por ejemplo, utensilios o platos.

Lava la ropa, toallas y sábanas de la persona contagiada y los utensilios para comer con agua tibia y detergente.

Limpia y desinfecta cualquier superficie contaminada y elimina los desechos contaminados de manera adecuada.

De acuerdo con la OMS, los síntomas generalmente incluyen fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares, dolor de espalda, poca energía, ganglios linfáticos inflamados y erupciones o lesiones en la piel.

La erupción generalmente comienza en el primer o tercer día del comienzo de la fiebre. Las lesiones pueden ser planas o ligeramente elevadas, llenas de líquido transparente o amarillento, para después formar costras, secarse y caerse. El número de lesiones en una persona varía entre unas pocas y varios miles. La erupción tiende a presentarse en la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies. También se pueden encontrar en la boca, los genitales y los ojos.