¿Es verdad que los gatos odian el agua? (y cómo lograr bañarlos)

2023-01-05 18:22:55 By : Mr. Eric Li

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Te damos unos consejos para acostumbrar a tu minino a un buen baño en aquellos casos en que sea necesario.

Cada vez que alguien “se lleva el gato al agua” es que ha conseguido una victoria o un logro en una competición o empresa difíciles. Porque en nuestro imaginario colectivo, (casi) desde que el mundo es mundo, los gatos son acérrimos enemigos del momento baño.

“Es que meter a Leo en la ducha es imposible; se agarra con las uñas a la mampara, al suelo, a mí, es como si los ojos se le salieran de las órbitas y empieza a maullar desesperado”, cuenta Ana.

Lo mismo le sucede a María con su gata Neu, así que ambas han dejado por imposible ofrecer un aseo a fondo a sus gatitos: “Total, es normal, es una gata y no soporta el agua. Además, ya se limpia ella a lametones”, asevera María, resignada. Pero en este artículo te vamos a descubrir que nada más lejos de la realidad, que gato-agua no es, en absoluto, un binomio imposible, sino más bien un mito. Y te daremos unos consejos para acostumbrar a tu minino a un buen baño en aquellos casos en que sea necesario. 

“El mito de que los gatos odian el agua no es cierto. A muchos gatos les encanta el agua y les llama muchísimo la atención”, explica Laia Salvador, experta en conducta felina. “De hecho, muchos juegan con ella en su bebedero, o les encanta pescar cosas en algún recipiente con agua. Incluso en la naturaleza hay felinos que son grandes nadadores que cazan peces para alimentarse. El problema es que muchos gatos domésticos, durante sus primeros meses (e incluso años) de vida, no tienen contacto con el agua más que para beber. Y de la experiencia del baño, mejor ni hablamos”, reflexiona la adiestradora. 

Los gatos emplean hasta un cuarto de su tiempo en lamerse para limpiarse y refrescarse

Es cierto que los gatos se asean solos. Para ello, cuentan con una magnífica herramienta natural, su popular y “áspera” lengua. Gracias a esa textura, originada por un sistema de papilas gustativas en forma de cono y orientadas hacia atrás, los gatos pueden quitar con facilidad el pelo o las plumas de sus presas y limpiar y cepillar su pelaje de parásitos, pelo suelto o suciedad. Una función clave de aseo de la lengua de los gatos que corroboró en 2018 un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. 

Por otra parte, los gatos emplean hasta un cuarto de su tiempo en lamerse, además de para limpiarse, para refrescarse, ya que con cada lametón, la lengua deposita cerca del 50% de la saliva en el pelaje para refrescarse y regular la temperatura corporal. Por estas razones, en términos generales, no es estrictamente necesario bañarlos.

Sin embargo, podría suceder que, en algunos casos, sí necesitemos meter a nuestro minino en la bañera. Por ejemplo:

“Y para que esa experiencia no le resulte un trauma es recomendable habituarlo desde muy joven al baño, para que, llegado el caso, el momento sea lo más llevadero posible”, recomienda Laia.

La cuestión, como en casi todos los órdenes de la vida y más en el caso de los animales, está en el hábito. “Si no hemos hecho un correcto trabajo con el gato a su edad temprana de habituación a todo lo que supone bañarlo (manipularlo, mojarlo, enjabonarlo, secarlo con toalla o secador, etc…) no será una experiencia positiva para él y lo pasará realmente mal. Por esa razón, uno de nuestros objetivos debería ser preparar a nuestros gatitos para afrontar de la mejor forma los escenarios que pudieran presentarse en el futuro”, apunta Salvador.  

¿Cómo podemos, entonces, iniciar una buena relación entre nuestro gato y el agua? Nuestra experta en conducta felina nos da los siguientes consejos: 

Durante el momento del baño, recuerda que la prioridad es el bienestar de tu minino. Para ello, Laia Salvador recomienda colocar una alfombrilla para que sus patas no se resbalen con el suelo de la bañera y esté lo más cómodo posible. Además, debes regular bien la temperatura y la presión del agua y tener cuidado para que el jabón no se le meta dentro de las orejas o los ojos.

Con altas temperaturas, como en verano, “es importante que, pese a que no tenga buena relación con el agua, refresquemos a nuestro gato. Una buena solución puede ser mojar sus almohadillas, sus axilas, la tripa y el hocico. También podemos ponerle camas frías (esterillas refrigerantes) o juguetes interactivos, con comida congelada en su interior. Aún así, ¡un remojón bien fresquito nunca viene mal!”, concluye Laia Salvador.

Además, debemos vigilar que la temperatura ambiente sea de unos 23 grados si usamos aire acondicionado o que la casa esté ventilada, en caso contrario. Otra forma de familiarizar a nuestro gato con el agua es ponerle pelotitas u otros juguetes en un recipiente con agua, para que, sin apenas darse cuenta, se vaya mojando las patitas mientras juega. Si piensas que puede estar sufriendo un golpe de calor, acude inmediatamente a tu veterinario.

Al final, siguiendo estos consejos, aplicando el sentido común y armándonos de mucha paciencia, pero sobre todo, entendiendo que cada gato es un mundo, lograremos que la experiencia del baño, en caso de que lo necesite, sea lo más positiva posible para nuestro amigo y también para nosotros.

La vida en compañía de tu gato es mucho mejor, y queremos ayudarte a fortalecer ese vínculo tan único que os une. Por eso, te ofrecemos consejos que te servirán para entenderle mejor y crear un lenguaje común.

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