Los cubrebocas FFP2 se han convertido en una medida para evitar contagios de coronavirus en varios países de Europa, como Alemania y Austria, ante su alta eficacia para filtrar partículas; ¿sabes cómo son y de qué están hechas? Aquí te contamos.

Esta mascarilla es un instrumento quirúrgico no reutilizable que puede evitar contagios de enfermedades como la influenza, coronavirus, gripe aviaria, tuberculosis, entre otras.

La designación FFP2 significa que filtra al menos el 94 por ciento de las partículas presentes en el aire y deben estar homologadas para retener al menos partículas de hasta 0.6 micras.

Sin embargo, FFP2 es su alegación europea y N95 es su equivalente en el continente americano. 

Esta mascarilla la pueden usar todas las personas expuestas a riesgo bajo, moderado y alto de contagio de enfermedades de transmisión aérea, así como trabajadores de empresas y laboratorios donde se trabaje y procesen micobacterias.

Está hecha de cuatro capas de polipropileno no tejido, que permiten la  filtración de partículas (PFE) y al mismo tiempo, tienen bajo límite de  respiración.  

El uso de estas mascarillas de polipropileno, originalmente reservadas al ámbito sanitario, se ha generalizado con el covid-19. Su objetivo principal es impedir que su portador contagie a los demás; sin embargo, no hay que llevarla por más de cuatro horas.